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Fuera de juego

Orgía madridista

Ryu Gon

Desde el domingo, el debate en torno al derby Madrid-Barça jugado esta noche en el Bernabeu ha tenido un protagonista claro, el famoso pasillo al ganador de Liga. Tanto morbo se le ha dado al asunto, que pocos se habían parado a analizar lo que este partido podía dar de sí. Ahora, con los 4 goles que han firmado la muerte definitiva de este Barça, el pasillo que ha dado inicio al espectáculo ha quedado tan sólo en una mera anécdota.

 

A priori, e intentando ser racionales en esto del fútbol, que no es tan fácil como pueda parecer, el Barça llegaba a Madrid sabedor de que un triunfo no cambiaría las cosas, pero quizá serviría para controlar, a duras penas, el incendio que quema en la ciudad condal desde que el equipo de Rijkaard ha decidido suicidarse en esta negra temporada. El Madrid, en cambio, venía de festejar una merecidísima Liga, se diga lo que se diga, y pocos podían pensar que la resaca post Cibeles sería capaz de gestar una humillación como la que se ha vertido hoy sobre los culés. Y, obviamente, cuando hablo de bochorno me refiero al padecido por los aficionados, aquellos que entienden de verdad lo que significa disputar un partido en el coliseo blanco, aunque la Liga esté ya decidida.

 

Lejos de esta aproximación, el partido ha sido un completo baño de masas para el Madrid, que ha dominado desde el principio hasta el final del encuentro de una forma aplastante. Schuster ha apostado por la línea de la muerte-Diarra, Gago i Sneijder- y la jugada le ha salido perfecta, sacándole los colores a un Barça moribundo que, sin alma alguna, se ha arrastrado por el césped y ni siquiera ha intentado tapar las vergüenzas. Porque el Barça de hoy ha sido un equipo vilipendioso, más que en cualquier otro partido de la temporada, y ha elegido el peor escenario para serlo.

 

El Madrid ha desplegado su fuerza a través de Robben y Guti, y la ha consagrado en las botas del Raúl que no irá a la Eurocopa, pero el que más se lo merece y que, sí, hoy le ha vuelto a marcar al Barça. Todo ha sucedido en un abrir y cerrar de ojos, y a los 22 minutos los blancos ya habían anotado dos goles, el segundo a centro de falta inventada por Pérez Burrull, cuyo arbitraje hoy merece un capítulo a parte, y cabeceado por un Robben en estado de gracia. En estos primeros compases, se han visto las carencias del meta Valdés, que ha dado un recital alarmante de pifias con el balón en los pies (destacable filigrana ante Raúl, que un poco más y termina en otro gol), pero más se ha presenciado todavía la negativa del conjunto catalán a jugar al fútbol. Y es que la horrorosa primera parte de Valdés ha sido directamente proporcional a la nefasta actuación de la defensa azulgrana, sólo empujada por un decadente pero valeroso Puyol, que ha dejado al de l’Hospitalet como Gary Cooper en Sólo ante el peligro.

 

Tampoco daba señales de vida la delantera, que esta noche ha contado con Bojan tras la evaporación de Eto’o el domingo pasado en el Nou Camp. Los pequeños destellos de Barça solamente han hecho acto de presencia cuando “Guddy” ha abandonado el terreno de juego por Giovanni, ya que se ha ganado en velocidad a la hora de distribuir el balón y el Barça ha salido de la cueva en busca de un gol que pudiera cambiar las cosas.

 

Esta pequeña mota ofensiva, proyectada el 99% de las ocasiones en los pies de Messi (el único jugador del Barça al que realmente se ha visto) ha durado muy poco y el Madrid ha vuelto a coger las riendas del partido con suma facilidad. Tanto que en la segunda mitad el dominio ha sido castrador y ha terminado con unos 4 goles del Madrid que, pese a contar con otra ayudita de Burrull, esta vez en forma de penalti, han sido totalmente merecidos porque realmente los de Schuster podrían haber ampliado la distancia en el marcador si hubieran estado más certeros en sus acciones.

 

En general, pero, cualquiera que haya disfrutado o aborrecido este partido habrá sido lo suficientemente ávido para ver que lo de hoy no ha sido pura casualidad. Responde a una gestión, un trabajo y un compromiso que en ambos clubs dista mucho de ser parejo. Si todavía quedaba algún rastro de aquel Barça que maravilló a medio mundo hace tan sólo dos años, esta noche el Madrid lo ha engullido para siempre. De eso no hay ninguna duda.

La victoria como forja identitaria

 

Alvy Singer.

Una de las banderas que ondea orgullosa esta noche de celebración es la de un Raúl joven que fue el Madrid del pasado. Lo cierto es que tras esta nueva liga llega la reafirmación de ilusiones que no tienen nada que ver. Ni siquiera ha sido este Madrid , caren de mitos sólidos y lleno de luchadores de un aceptable coraje, algo extraordinario. Ha sido como el motivo por el que no llegaron a tiempo a los fasto: un día de lluvia. Un error de la naturaleza, un día gris es lo que parece que dejará esta liga para la posteridad.

 

También parece pura narrativa una remontada en tres minutos con un hombre menos. Las calles, ya lo supieron los Stones en Street Fighting Man, no tienen espacio para los deshauciados ni los rebeldes, ahora sólo son para las estrellas del rock, que es la nueva modalidad de estos campeones del fútbol. Tocan incidentes, destrozos y derroche para que la calle vuelva a tener espacio para llenarse de transeuntes.

Oportunismo blanco

Ryu Gon

Después del partido ante el Athletic, Bernd Schuster justificó la titularidad de Saviola diciendo que era "su hora". Un poco tarde para brindar minutos a un jugador que, si no nos lo hubieran comentado, ni sabríamos que se encontraba en las filas del Madrid esta temporada. Al Nibelungo nunca le ha gustado el conejo, puesto que fue un caprichito de dudosas intenciones made in Calderón. El resultado es que el argentino sólo ha jugado 330 minutos con la camiseta del Madrid y ha marcado 3 goles, el último el domingo pasado en el Bernabeu. Por eso, sorprende que desde Madrid nos digan que el argentino está ganando enteros para sustituir a Robben o Robinho en el Reyno de Navarra, cuando el fin de la liga es un hecho y el ganador, el conjunto blanco, una realidad palpable.

La hora, pues, de que Saviola haga actuaciones suficientemente convincentes como para encarecer su precio en el mercado. Porque, no se engañen, el paso del ex barcelonista por la entidad blanca ha sido una mera anécdota, quizá con la intención de herir a parte de la afición culé, que siempre había dado muestras de cariño al jugador. Es una versión que, dentro de este abanico de posibilidades que ofrece la carta de libertad, no se puede descartar. Lo que está claro es que el Madrid tiene un excedente de delanteros y que Saviola fue un fichaje de presidente, una jugada de forofo.

No sabemos donde recalará este verano el de Buenos Aires, pero de momento el que más está perdiendo en su carrera es él, condenado al ostracismo en la mayoría de clubs que pisa y cobrando unas sumas de dinero francamente interesantes por ello. Saviola, a sus 26 años, ya no es ningún chaval y sería hora de que eligiera un destino óptimo para jugar al fútbol. Ganas no le faltan, eso seguro. Sin embargo, primero debe elegir correctamente el destino porque, si no lo hace, acabará su carrera en el banquillo.

Dos en una

Ryu Gon

Manchester United - F.C Barcelona: El Barça quiso jugárselo todo a una carta esta temporada. El mismo Laporta, entrevistado ayer antes del partido, estaba convencidísimo de que su equipo lograría batir a los de Ferguson y lograr así el hito en Moscú, consiguiendo la tercera Copa de Europa para las vitrinas del club. Por eso no es de extrañar que, cuando finalizó el partido, él y diversos directivos que se desplazaron hasta Old Trafford para presenciar la vuelta de esta semifinal se quedaran tullidos en su reconfortante asiento sin saber a donde ir ni a donde mirar. Reflexión, sentimiento de culpa o tal vez un optimismo inusitado derrengado por un gol del veterano medio del United, Paul Scholes.

En términos generales, se podría comentar que el Barça no jugó un mal partido. Es más, hasta el minuto 14 de la primera mitad transmitió una seguridad y un carácter que, de haberse prolongado todo el encuentro, posiblemente le habrían llevado a la final. No obstante, ahí estaban los diablos rojos, enfundados en sus pertinentes camisetas red de puro orgullo local, para cambiar la dinámica ya vista en el Camp Nou y testeada en el teatro de los sueños. Porque el afán de tocar tanto el balón, comúnmente conduce a la defensa azulgrana a cometer errores que, como en el caso de ayer, terminan costando una eliminatoria. Imprecisión de Zambrotta en un rehúso, aparece el veterano pelirrojo del Manchester, ve un espacio entre líneas y conecta un obús que se cuela por toda la escuadra izquierda de la portería de Valdés. Fin del partido. Un fatídico punto y aparte que derrumbó el espíritu europeo del equipo culé y que bastó a los ingleses para colarse en la final.

Por el camino queda un match escrito por las mismas letras que definen al Barça de esta temporada. Dominio sin gol. Nula verticalidad, a excepción de Messi, y un ritmo de juego carente de chispa, dócil. El Manchester decepcionó, sí. Pero hay un elemento que diferencia a los grandes de los buenos equipos, y no es otro que el gol. Ya se venía apuntando durante toda la semana que los blaugrana, vistos los números de esta segunda vuelta de la temporada, lo tendrían difícil para introducir el balón en la portería de Van der Sar. No sonó la flauta, y el cronómetro se fundió lentamente para despedir a los de Rijkaard de Europa. El Manchester, aunque no pueda parecerlo, se adaptó francamente bien al rival y dispuso de diversas ocasiones a pies de Nani, Ronaldo o Tévez que sí conllevaron una amenaza real para la portería de Valdés.

En definitiva, pues, otra temporada para olvidar del Barça. Es hora de pedir cuentas. De exigirlas, si me apuran.

 

Chelsea- Liverpool: Clasificado el ManU para la final, el segundo aliciente de esta semana de elite Europea se encontraba en Stamford Bridge, lugar donde el Chelsea ha conseguido esta noche su particular pasaporte a Moscú. En una palabra: partidazo. Un verdadero encuentro de Champions que, en el conjunto global de la eliminatoria, deja en evidencia futbolística a los protagonistas de la otra semi, el Barça y el Manchester. Porque hoy se ha vivido un auténtico festival en el campo blue, pura poesía balompédica que se ha gestado desde el primer minuto sobre el terreno de juego. Con un nombre propio que sobresale por encima de los demás, Didier Drogba. El marfileño ha sellado una actuación impecable, con dos golazos que bien pueden valer una Champions.

Ironías de la vida. El Chelsea menos mediático, más olvidado en su era postMourinho jugará lo que siempre había anhelado el entrenador portugués. Y méritos no le sobran a este Chelsea, que también puede hacerse con la Premiere tras vencer el sábado pasado al intocable Manchester. De todas maneras, el Liverpool de Benítez no se ha arrugado en absoluto y ha enseñado los dientes en este fabuloso choque de trenes ingleses. Y es que viendo el partido, uno llega a la conclusión que los dos conjuntos merecían estar en la final. Ha habido goles, jugadas trenzadas de gran belleza (esa estratosférica internada del israelí Benayoun que ha mutado en una mágica asistencia para un Torres goleador, de nuevo) e intensidad, mucha intensidad. En estos casos, es cuando duele comentar que sólo puede quedar uno. Un espléndido gol de Drogba por el palo corto a Reina en el minuto 32 y el disparo (a más de 20 metros de distancia) de Babel ya en tiempo de prórroga así lo certifican. No ha faltado la emoción, que se ha plasmado por medio de un penalti casi místico ejecutado por un Lampard deseoso de dedicar el tanto a su madre recientemente fallecida.

Al final, premio para el Chelsea. Los Terry, Ballack y compañía se las verán con C.Ronaldo, Rooney y Tévez el 21 de mayo en la capital Rusa. Visto lo visto, Ferguson tendrá que trabajar para ganarle la partida a los de Avram Grant, que tienen una oportunidad de oro para hacer historia.

Confusión y frustración en los tiempos modernos

 

Alvy Singer.

Un día Bob Dylan cantó que Tiene que haber algún camino fuera de aquí. El derrotado se marcha siempre desolado, ya sea por calidad, ya sea por un sensación inequívoca de final. Llegan, por lo tanto, tiempos mediocres en un país que está a la altura de las circunstancias. La prensa se erigirá a tiempo parcial, entre Emilio Pérez de Rozas y el Comando Mundo Deportivo, a reescribir prontamente la historia, que a falta de ganadores está predispuesta a reconvertirse en carroña. Pero ya se sabe que el fútbol es cosa de pasiones necias, y a ellas mismas las mueven sacerdotes timoratos y predicadores a tiempo parcial. Toca repartirse pues los años de victoria y de derrota, pero siempre aislar al análisis que ayudaría a repensar el fútbol. No es este país ciertamente futbolístico sino de gentes de equipos, cosa bien distinta, igual que en este pais la prensa deportiva tiene todos los aromas menos el de la deportividad. Resultó que Fiebre en las Gradas, aquella cosa que escribió Nick Hornby, era una tragedia que asimilar. 

 

Ya sea aquí o allí se apagan las leyendas, se trasladan las desgracias y se engarrotan las fotografías para enfatizar la decepción. Aunque la mayor decepción debería darla el deposito casi imbécil en el azar que hace el humano, cosa explicable sólo a medias según predijo Schrödinberg. No toca en los malos tiempos ponerse gafas oscuras y vestirse de revancha, ya verán como el día siete algo parecido ocurre, sino que es preferible ejercer de analítico, de forense con protección médica que no de rastreador y pataleador de decrépitos cadáveres. El problema de confiar la redacción de la mitología a la realidad es la posibilidad de la humanidad, y de que nuestros narradores resulten pésimos retóricos, además de gente habituada a escribir sin mayor problema “es posible soñar” y “la triste realidad”. Fue Dylan quien aseguró que tenía que haber algún camino fuera de esto, pero también dijo que eso no era más que lo que le dijo el payaso al ladrón.

20 años no son nada

 

Alvy Singer.

Alex Ferguson fue un feliz y discreto goleador en la liga escocesa primero, después héroe local y finalmente un récord global. ¿Cual es el secret del éxito de Ferguson? ¿Su alergia a retiro? O quizás la calma de sus jefes ante la calamidad misma (la de sus tres temporadas iniciales en el Manchester, sin títulos), que le permitieron ir construyendo un equipo con paciencia y hoy en día se considera, como muchas cosas en hipocresía disfrazada de idealismo de esquina y sartén, todo un ejemplo, pero a admirar bien lejos, que eso de imitar no es bien para el club.

 

Fue en la fiesta de cumpleaños de Sir Alex Ferguson (que lista la Inglaterra que nombra caballeros a quienes ganan ligas y levantan hombretones con coeficiente de baberos) que apareció en tono amistoso y delator Arséne Wenger. El Otro. El único que ha consegudo imponerse a un modelaje de fútbol exprés y rápidos fichajes en el que hay nuevos descubrimientos día tras dia, construyendo un equipo a partir de Henry y Vieira, y deshecha la estrella que ha ido por sus fueros (los del sueldazo, la imagen y la higiene, la del afeitado es una gran metáfora) y marchado el aguerrido sostiene equipos al retiro triste que es el Inter, va y sorprende con un equipo carente de estrellas (es decir, tiernas historias de niños brasileños que hacen birguerías y demuestran una técnica que luego desaprovecharán, con el paso del tiempo y el peso del dinero) capaz de hacer que toda su plantilla pueda ser fichable, y teniendo a toda Europa suspirando.

 

Pero es el simpático Ferguson y Wénger el caballero de gestas a perder. El Arsenal ha sido quien ha caído abatido ante el aluvión táctico de Benítez y antes cayó con el terremoto azulgrana (en su peor partido de champions, como suelen ser las finales). Pero Ferguson se mantiene recto, dispuesto a continuar y a aplazar, una vez más su retiro. Para jolgorio de todos, y disimulando su abierta afición por la escuela portuguesa que tan buenos resultados le está dando (Cristiano Ronaldo, estrella construida pigmaloniescamenete por su entrenador, como ya hizo Wénger con Thierry Henry y ahora Nani, y más), con la veteranía de gente como Scholes o Giggs, dando muestras de que es capaz de reunir viejas y nuevas glorias para crear un equipo potente, casi legendario. Como él. Uno expresa el casi por el directo de lo acontecido. Seguramente el paso del tiempo pintará a Ferguson, ya casi un retrato de si mismo, como el mejor. Pero para eso todavía faltan muchas hogueras, desastres y despedidas.

 

Mientras John Carlin encarga obligaciones a la liga española, la de fichar al señorito Ronaldo, para que luego muchos añoren la extranjería, en su texto no se da cuenta de la última de las pasiones de Ferguson. Los jugadores portugeses. Y en esto me doy cuenta de la dificultad de descubrir otra estrella que no sea la que ahora brilla, y en que Fergusón, por un lado, y Wénger por el otro, mejores astrólogos que tácticos, que para eso ya tienen a Rafael Benítez, español demasiado belicoso para terminar en su tierra y ahí esta su club anterior, el Valencia un paso obligatorio para los desterrados, sean simpáticos o no. Pero es temible la amenaza de Carlin porque el humor no le disfraza la ausencia de escepticismo y es que su profecía asegura que la liga española terminaría como la escocesa. Y la tierra que vio marchar a Sir Ferguson debería mantenerse al menos tan alta y lejana como es proceder. Pero salió entonces a escena el inglés que vive en un reinado y ya se sabe que éste sin sus súbditos poca cosa puede ser más.

 

Entonces el sábado fue un Chelsea más luchador que elegante el que tumbó al equipo de Feguson. No hubo entonces en la prensa excesivos enfados con el entrenador más bien con sus jugadores. Y uno se pregunta si es que Ferguson salió sin titular más que nada por aquello de la derrota al tiempo, nunca fue tal pero no hay mejor engaño, o porque gustan los diarios ingleses de hasta siendo groseros y penales mantenerse higiénicamente empíricos. Ya fuera por eso entonces que a Ferguson no lo venció ni la derrota misma, que pareciera que lo tenia fácil en ese combate pero es engañoso, porque la estadística es siempre sincera.

Un blanco fácil

Ryu Gon

Este sábado el F.C Barcelona perdió de una forma escandalosa ante un Deportivo que en la segunda mitad pasó por encima de los blaugrana como una apisonadora. Ese día, ya fuera por proteccionismo o por sanción, no estaban jugadores como Messi, Eto’o o Iniesta en el campo de Riazor. Sí que lo estaban, aunque después de ver el partido me asoma una tremenda duda al respecto, el aún “mediático” Henry, Márquez, que venía de jugar un partidazo en la Champions, y el momificado Thuram. El suspenso sería demasiado alto para valorar la actuación de estos tres jugadores en el citado partido, pero el match tuvo en su haber a un cabeza de turco demasiado suculento para los medios de comunicación. El portero gaditano, Pinto.

 

Con la pomposidad que la caracteriza, la prensa de Barcelona proyectó la desdicha de la clamorosa derrota en la figura de un meta que tuvo que enfrentarse a tres handicaps de muy alto nivel. El primero, el hecho de debutar con un grande y vestir la camiseta del Barça, que siempre comporta una presión añadida; en segundo lugar, hacerlo en Riazor, un campo extremadamente hostil para un jugador provinente, nada más ni nada menos, que del Celta de Vigo, y finalmente el tener que estar bajo los palos cuando tienes como escolta a un Barça reciclado que se encuentra en horas muy pero que muy bajas. Su actuación fue mejorable?  rotundamente, sí. Sin embargo, he visto a Valdés cometer errores mucho más graves que los que hizo el cancerbero andaluz en su debut y salir airoso en los medios de comunicación, con el clásico “no pudo hacer nada ante el gol”. Sin ir más lejos, Jonquera ha protagonizado shows dignos de Busquets, como los 4 goles encajados frente al Zaragoza en la Copa del Rey en el 2006, y nunca se le han dedicado artículos por su mala actuación (es más, se le renueva por su rendimiento).

Pero ahora que las cosas van mal en can Barça, lo más sencillo es mirar hacia el partido de mañana y, si hay la oportunidad, culpar a jugadores como Pinto (el más indefenso). Lamentable.

Emilio Pérez de Rozas

Alvy Singer.

 

Ingenuo, pensé que transmitir alguna emoción en las letras podía ser cosa de poesía, pero claro, entonces no había leído a Emilio Pérez de Rozas, feliz encadenador de prosaicas frases que en otro lugar se llamarían escupitajos y escribidor panfletario en momento triste, porque ni la profesión le reconocerán. La ira no suele ser poética, me respondo. No es un problema tan grave su grosería, que eso al fin y al cabo es convención. Es, por lo tanto, su amor al adjetivo, su adhesión frecuente al chiste lleno de furia y su grito populista y ensordecedor, indigno de las letras de las que se declara, al menos, escribiente. Y no es que yo conceda honores y orgullos, es que en la escritura se los concede el mismo autor con lo escrito, y busquen en Pérez de Rozas frases que no destilen furia o celebración.

 

Los sentimientos maniqueos son, a día de hoy, lo principal en cualquier opinión más o menos mediática. Entonces podría darme yo por atemorizado porque la sociedad no se ha abierto ninguna ucronía dickiana pero se lee en clave Pérez de Rozas. En clave acumulativa, de adjetivos a cada cual más expresivo e impactante como hacen los enfadados o en clave tal vez griega (ahí está su hermano de opniones contrarias y formidable optimismo). Entonces llegará seguramente Pérez de Rozas, sin ni siquiera maquiavélica inteligencia o arma sociológica, para descodificar el pensamiento mayoriario, y hablará del dinero de los demás sin preguntarse acerca del sistema, y hará del activismo una línea de ética permisible en la derrota. Y es lo que le faltaba, precisamente, a los poetas mismos: que viniera alguien a decirles que la derrota y la ganancia son incompatibles. Acabáramos.

De todos los juegos

Alvy Singer

Cortázar era todo juego. Por eso su obra falla siempre cuando la rigidez del comunismo le atrapa. Y triunfa cuando el juego lo es todo. Y todo pueden ser muchas cosas, ya sea una Casa Tomada o una Rayuela, el mejor de sus juegos, el más dificil, y más susceptible de reaccionar. Juanma Trueba declara ser discípulo de Cortázar y a mi me gustan los lectores y los consumidores culturales. Trueba es un jugador, que trata siempre de la sencillez que ocultan esos grandes secretos, en realidad mitos de abuelos para dar luz a un gris transcurrir de treinta años, que nunca tuvo el fútbl. Más allá del juego mismo, claro.

 

Porque los ignorantes cansan. Además están en plural y tienden a la repetición. Una rebelión aburrida, plúmbea, que atesorada en un estadio también estropea los juegos. Se ponen nombres tribales, se hacen los héroes, se pintan de guerra y al final toda su condición se reduce al escombro. A un escombro de causas desdibujadas, eso si.

 

Noticia de un secuestro

Alvy Singer

Uno. Johan Cryuff contó que en 1977 trataron de secuestrarle. Lo contó en 2008, un poco para dar vida a las hemerotecas y para aspirar esas voces que ahora suspiran: Ronaldinho ha ganado más que Cruyff y los dos han estado el mismo tiempo aquí. Entonces, desaparece el titular y nos llega a todos, por arte de magia la noticia de un secuestro. ¿Qué secuestro, exactamente, ha ocurido entonces?

 

Dos. Los jugadores del Sevilla están ante la amenaza de un secuestro constante informaron las fuentes de diversos diarios, con la inexactitud tal que secuestros y hurtos se mezclaron en los hechos atropelladamente. No se dio mas detalle en la prensa. Fuera quien fuera (un bético remilgado, una banda de botarates delincuentes sin equipo) el caso es que, con rapidez, salió Johan Cruyff pronto a recordar lo que le pasó en el 78 en Sevilla. Alguien secuestró un berberecho de su exquisito aperitivo. Alguien, no cabe duda, sin escrúpulos.

 

Tres. Quini en 1981 fue el jugador del F.C. Barcelona que después de todo pudo regresar para contarlo También Johan Cruyff quiso contar como le habían secuestrado pero se dio cuenta de que ya lo había hecho. Exactamante para que no se hablara de la trayectoria de Johan Cruyff, sino del secuestro. No sé cual será el rescate pero la verdad ha sido encontrada muerta ya, así que ya determinaremos si vale la pena pagar algo. Puede que como negociador se ofrezca, una vez más y otra confesión menos, Johan Cruyff.

 

La Crónica: F.C Barcelona- Manchester United

La Crónica: F.C Barcelona- Manchester United

Ryu_gon

Libros, pétalos y rosas precedieron a un partido llamado a crear un antes y un después en la situación actual del F.C Barcelona. Un match al que el Barça llegaba más diezmado que nunca, con unas estadísticas en la segunda vuelta de la liga propias de un candidato a descender de categoría. Por el contrario, el Manchester de sir Alex Ferguson venía con la etiqueta, ya no de favorito a pasar la eliminatoria, sino de candidato a levantar la “orejona”. No obstante, las expectativas de una posible humillación sobre los blaugrana a cargo de los red devils no se llegaron a consumar porque los de Rijkaard, por primera vez en muchos partidos, volvieron a jugar al fútbol. Mención especial merece la afición blaugrana. Fue al campo consciente de la importancia del partido, sin olvidar pero los dardos envenenados de optimismo del presidente Jan, y animó al equipo hasta la muerte.

El partido se inició con un inesperado penalti contra el Barça que, ya en el minuto 3, auguraba una semifinal gris para los locales. Cristiano Ronaldo, esa bestia parda que en Old Trafford ya comparan con el “quinto Beatle”, George Best, fue el encargado de ejecutar la pena máxima. El luso, de la misma manera que suele crecerse en estos partidos, a veces comete pecados de juventud, movidos, quizá, por una arrogancia inherente a sus formas, que en este aparador mediático se pueden pagar muy caros. Lanzó el penalti confiado, pegó al balón con el interior de la bota en un intento por limpiar las telarañas de la portería y, de paso, mortificar a Valdés, pero falló. Y es que, después de llenar portadas durante toda la semana, Cristiano no estuvo a la altura del match. Ni él, ni su equipo. Tampoco brilló Messi, que tuvo que abandonar el campo durante la segunda mitad por sobrecarga en los isquiotibiales. Sí que lo hizo en cambio un resucitado Deco, que por momentos dejó destellos de aquel cerebro que condujo al Barça a su segunda Champions. Porque ayer el Barcelona fue amo y señor del partido, experimentando una transformación respecto al derby contra el Español que los culers deberían aplaudir o, en su defecto, cuestionar (“La Champions nos motiva más”, dijo Xavi después del partido). Y en medio de todo esto resalta un hombre que nunca habla ni se queja, pero que cumple excelsamente pese a jugar infiltrado. Touré Yaya neutralizó toda ofensiva red, presionó, jugó el balón con criterio y hasta se atrevió a quebrar al curtidísimo Ferdinand. Detrás del marfileño, unos zagueros de hierro, Milito y Márquez, cortaron las alas a Tévez y Scholes poniendo de relieve las carencias de un Manchester a priori diseñado para fusilar al rival, pero a la práctica tierno y conservador.

La segunda parte fue más de lo mismo. Un Barça con más del 65% de la posesión del balón, pero sin profundidad en las últimas líneas, intentaba inútilmente descongestionar la trinchera inglesa. Caracoleaba Xavi, Iniesta ejercía de vigía, pero Eto’o se movía en el área cual juvenil que se viste de corto por primera vez. No está bien el camerunés; se empeña en recibir el balón de espaldas y, aunque le pone coraje y lucha, le falta chispa en los últimos metros. Para hablar con soltura fuera del campo, primero hay que hacerlo dentro. Se acercaba tímidamente el Manchester, buscando a Ronaldo como único hombre en punta, solapado por un “apache” que ayer hizo el trabajo sucio, recorriéndose el campo de arriba a bajo e imprimiendo una presión digna de admirar. Salieron Bojan y Henry. El primero, inteligente como siempre pero precavido dada la magnitud del partido. El segundo, más activo en veinte minutos que en la mayoría de partidos enteros que disputa, puso en apuros a Van der Sar con un buen disparo desde fuera del área y con un lanzamiento de falta. Buena ejecución, mejor parada del holandés, cuyas extremidades en ocasiones parecen de goma.

Al final, 0-0. Dominio sin gol para los locales. Por suerte, un control arrollador, pero así no se gana una eliminatoria. Sequía blaugrana salpicada por gotas de esperanza, podríamos decir. El teatro de los sueños aguarda una vuelta de semifinal excitante. Un libro abierto. Sin embargo, el Manchester no pierde un partido en casa en competición europea des del 2005. Este martes habrá partido, y de los grandes.

Bienvenidos!

Hola, somos Ryu_gon y Alvy Singer, y esto es Fuera de juego. Un blog que nace con la intención de tratar el fútbol como se merece; con rigor, neutralidad y una profesionalidad por encima de los colores. Crónicas, columnas de opinión y las multirreferenciales "Popballs" se darán cita en este blog para mostraros la otra cara del deporte rey. La que nos esconden los medios de comunicación, ataviados con la camiseta del mejor postor. Desde aquí, intentaremos diseccionar las claves de los partidos, nos haremos preguntas que nadie se atreve a responder e intentaremos hacer del análisis futbolístico una pasión. Porque, por encima de todo, nos gusta el futbol, y queremos elevarlo a la categoría que se merece. Aquí y ahora nace Fuera de juego.

Pasen y vean.