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Fuera de juego

De todos los juegos

Alvy Singer

Cortázar era todo juego. Por eso su obra falla siempre cuando la rigidez del comunismo le atrapa. Y triunfa cuando el juego lo es todo. Y todo pueden ser muchas cosas, ya sea una Casa Tomada o una Rayuela, el mejor de sus juegos, el más dificil, y más susceptible de reaccionar. Juanma Trueba declara ser discípulo de Cortázar y a mi me gustan los lectores y los consumidores culturales. Trueba es un jugador, que trata siempre de la sencillez que ocultan esos grandes secretos, en realidad mitos de abuelos para dar luz a un gris transcurrir de treinta años, que nunca tuvo el fútbl. Más allá del juego mismo, claro.

 

Porque los ignorantes cansan. Además están en plural y tienden a la repetición. Una rebelión aburrida, plúmbea, que atesorada en un estadio también estropea los juegos. Se ponen nombres tribales, se hacen los héroes, se pintan de guerra y al final toda su condición se reduce al escombro. A un escombro de causas desdibujadas, eso si.

 

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